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Guantanamera District: Touristic Powerhouse

El vuelo aterrizó a tiempo en medio de una tarde soleada del caribe americano.

Durante la aproximación al aeropuerto, alguna de las imágenes más sorprendentes aparte de las hermosas playas blancas y el azul cobalto del mar, fueron los inmensos campos de paneles solares y turbinas de viento desplegadas en la inmensidad del terreno.

Una vez desembarcamos, abordamos casi de forma inmediata el tren con destino al hotel, digo casi de forma inmediata porque no fue necesario reclamar nuestro equipaje en el aeropuerto como es usual, ya que el programa incluía el trasbordo de todo el equipaje del avión al tren en forma automática, incluso nuestro equipaje llegaría primero que nosotros y estaría esperándonos en la habitación del hotel, ya que el tren especial de carga partía primero y llegaba primero a una de las estaciones especiales que tenía conexión directa con el lobby del hotel.

Cuando llegamos a la habitación de nuestro hotel, ubicada en el piso cuarenta de una torre majestuosa, no solamente nuestro equipaje se encontraba en su sitio, también el vehículo eléctrico que habíamos adquirido como parte del programa se encontraba impecablemente parqueado en el elevador de vehículos.

No todos los días se puede apreciar un vehículo eléctrico azul índigo con dos tablas de surfing en su techo y dos bicicletas en su parte trasera estacionado ciento cuarenta metros sobre el nivel del mar y teniendo como fondo un mar hermoso azul turquesa.

La torre del hotel incluía un elevador de automóviles y la posibilidad de incluir un vehículo eléctrico como parte del plan de vacaciones.

Ahora nos encontrábamos extasiados en la terraza observando las hermosas playas blancas y los diferentes colores del mar caribe, también era notable la belleza arquitectónica del lugar, que reflejaba una planeación cuidadosa de los recursos utilizando lo mejor de la tecnología disponible en el siglo XXI.

Unas días después nos encontrábamos disfrutando lo mejor del siglo XXI y lo mejor del siglo XIX, no encontrábamos conduciendo nuestro vehículo eléctrico por una hermosa vía, provista cada 50 Km con cargadores de inducción electromagnética y zonas de recreación y descanso, pero el último tramo del recorrido fue sensacional, como lo habían prometido los promotores turísticos, de repente regresamos al pasado, empezamos a transitar el último tramo en medio de las dunas del desierto, el camino estaba pobremente demarcado y nuestro espíritu explorador sonreía con alegría, estábamos experimentando la travesía original y finalmente llegamos al punto norte más extremo de Suramérica, Punta Gallinas.

Dormimos en hamacas, surfeamos y buceamos y regresamos agotados pero felices nuevamente a disfrutar de las mieles del siglo XXI.

Bueno, es necesario relatar que de regreso visitamos el museo de Carbocol, en donde a principios del siglo XXI todavía se exportaban grandes cantidades de carbón, el museo estaba vivo y era posible ver en tiempo real las maquinaria realizando todo el proceso de explotación del carbón, como se hacía a principios del siglo, lo interesante era que el departamento seguía recibiendo los ingresos correspondientes a la extracción del carbón, pero precisamente por no extraerlo y reemplazar esa fuente de energía por las nuevas fuentes de energías renovables, era un pacto ambiental que se había realizado a nivel mundial después de un gran debate.

También visitamos las modernas plantas de extracción de Litio y fue sorprendente ver el proceso de la materia prima necesaria para la producción de baterías alcalinas, como la que estaba soportando nuestro vehículo eléctrico.

Durante nuestro recorrido, siempre era posible ver en el horizonte los majestuosos cruceros, llenos de turistas, esperando el turno para poder conocer uno de los grandes paraísos turísticos del caribe americano y uno de los departamentos modelo en Colombia y en América en la generación de energía eólica, solar y marítima.

Era difícil imaginar que La Guajira, había sido a principio del siglo XXI uno de los departamentos más pobres de Colombia. Pero el péndulo había fluctuado y la hora de la fortuna había llegado.

Imagen cortesia de MNM Companies http://mnmcompanies.com/new-development/porsche-tower/

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